Aunque sea tarde, las entradas acaban llegando con nuevas fotografías que voy realizando. Hoy os muestro una fotografía a una región de cielo muy hermosa que se encuentra en la constelación de Orión. Las nebulosas que aparecen en la fotografía son la nebulosa de la cabeza de caballo y la nebulosa de la flama, distinguibles fácilmente por las formas que tienen.
Cuando comencé a realizar el blog hace dos años, puse una fotografía a la nebulosa de la cabeza de caballo que no tuvo mucho éxito, y lo comprendo. La calidad de esta es realmente baja si la comparamos con la que acabo de hacer, lo que me recuerda lo mucho que he mejorado mis métodos de fotografía y procesado. Aquí os muestro la que hice hace dos años:
En respuesta a la pregunta que os hice la anterior entrada, dedicaré el texto de esta entrada. Pero antes me gustaría hacer un pequeño repaso por algunas cosas mencionadas anteriormente.
La luz está formada por ondas que se producen por la perturbación de un campo electromagnético, es decir, por partículas cargadas que cambian su velocidad. En función de la frecuencia de ese cambio de velocidad, la luz puede tener distintas propiedades, de ese modo aparecen espectros de frecuencia como las ondas de radio, las microondas, la luz infrarroja, ultravioleta, rayos x y rayos gamma.
La luz visible comprende un pequeño rango entre la luz infrarroja y la ultravioleta, nuestros ojos solo perciben un espectro muy pequeño de la gran cantidad de ondas electromagnéticas que existen. Una vez entendido esto, podemos pasar a estudiar las nebulosas. Las nebulosas se formaron por la liberación de material al espacio por las estrellas moribundas. Veamos sus cualidades y orígenes.
Las nubes más observables son las brillantes, como la de la flama o el brillo rojo de la de la cabeza de caballo. Estas se forman por la emisión de luz del hidrógeno en su mayoría. Las estrellas azules o blanco-azuladas liberan mucha radiación al espacio en forma de rayos ultravioletas y rayos x. En esas frecuencias, la luz es absorbida por el hidrógeno que la reemite en forma de luz visible. Los colores que puede emitir el hidrógeno son varios, pero el más probable (el que se observa con mayor intensidad) es el color rojo, comúnmente denominado H alpha.
Otro los detalles curiosos de este tipo de nebulosas y que se observa claramente en la fotografía, son las formas que crean las nebulosas oscuras, como esa forma de cabeza de caballo. Estas nebulosas están formadas por polvo estelar que no permite el paso de la luz visible. Las estrellas al morir, sobre todo si eran muy masivas, liberan gran cantidad de materiales pesados al espacio. Estos materiales pueden ser formados por la fusión nuclear (elementos más ligeros que el hierro) o por las novas o supernovas (elementos más pesados que el hierro).
Al contrario que el hidrógeno, estos materiales no reemiten la radiación absorbida en el espectro visible, sino que brillan en luz infrarroja. De ese modo, si nuestro espectro de visión permitiese observar la luz infrarroja, estas nebulosas las veríamos iluminadas. Se pueden preguntar por qué la cámara de fotos observa lo mismo que las personas si no tiene ojos. Lo cierto es que este tipo de cámaras está hecho para que se puedan ver los colores de la misma forma que lo ve el ojo humano.
Pero existen cámaras que permiten la visión en otros rangos de luz que no son visibles por los ojos humanos. Pueden ver muchas imágenes de telescopios como el famoso Hubble en los que los colores de las fotografías no son los mismos que los observados en las fotografías comunes. En algunos casos no se observan entonces nebulosas oscuras, sino que todo es más brillante, pero los colores son falsos, pues no podemos imaginarnos colores que no existen, es decir, que están fuera del rango de nuestra visión.
Son esas nebulosas las que forman las estrellas que nacen constantemente. Pero no solamente nacen estrellas, sino que con el tiempo, si la estrella no muere demasiado pronto, también forman planetas, cometas, satélites, asteroides… todo un sistema solar. Así que estas nebulosas son grandes creadoras.
Me gustaría que ahora, cada vez que mirásemos una nebulosa viésemos que el Sol ha nacido en una de ellas y todo lo que somos proviene de algo parecido a esto: polvo interestelar. Antes de acabar, os hago una pregunta para que me contestéis si queréis: ¿Por qué la Luna tiene muchísimos cráteres y la Tierra no tiene apenas?
Y esto es todo por hoy. Como siempre, si quieren ver más fotografías y entradas interesantes pueden indagar en el gadget “Catálogos astronómicos” que se encuentra en la derecha del blog. Les recuerdo que pueden suscribirse al blog en el gadget de su derecha o dar a “Me gusta” en la página de El cielo de Rasal en Facebook.
Un saludo y buenos cielos.