Bienvenidos una semana más al blog. Hoy os muestro un tipo de objeto del que ya he hablado en una ocasión anterior: Una nebulosa planetaria. Se trata, como ya saben, de la conocida “Nebulosa de la Mancuerna”, que también recibe el nombre de “La manzana”. Se encuentra en la constelación de la Zorra, visible en primavera-verano en el hemisferio norte y en otoño-invierno en el sur. Tiene la posición 27 en el catálogo Messier, y la 6853 en el Nuevo Catálogo General (NGC).
La fotografía que he tomado es la que sigue:
La fotografía que he tomado es la que sigue:
Como digo, anteriormente ya había fotografiado una nebulosa planetaria, en concreto la
M 97 – Nebulosa Búho
Pueden leer la entrada en el enlace, en ella explico el funcionamiento y origen de este tipo de nebulosas.
M 97 – Nebulosa Búho
Pueden leer la entrada en el enlace, en ella explico el funcionamiento y origen de este tipo de nebulosas.
Esta nebulosa planetaria se encuentra a unos 1200 años luz de nosotros, pero su gran anchura (de unos 3 años luz) nos permite observarla como una de las nebulosas planetarias de mayor diámetro aparente. Es muy fácil de localizar en el cielo, si miran arriba en las noches de verano, observarán claramente un gran triángulo formado por tres estrellas muy brillantes: Vega, Deneb y Altair, ese es el llamado triángulo de verano. Casi en el centro de ese triángulo, pero un poco más cerca de Altair, se encuentra esta fascinante nebulosa.
Esta fue la primera nebulosa planetaria que se descubrió. Lo hizo Charles Messier en el año 1764. Este conocido astrónomo era un buscador de cometas, para descubrirlos, recorría el cielo con un telescopio esperando encontrarlos. A menudo le ocurría que observaba ciertas nebulosidades en el cielo que le hacían creer que había descubierto un cometa, hasta que pasaba el tiempo y, al contrario que los cometas, no se movían por el firmamento.
Eso le llevó a reunir un catálogo de objetos no deseados para que los buscadores de cometas no se confundieran. De este modo descubrió 110 objetos celestes, desde nebulosas difusas, planetarias, cúmulos abiertos, globulares y galaxias. Lo que empezó siendo un trabajo para descartar posibles cometas, acabó siendo un descubrimiento sorprendente de los objetos celestes.
El nombre que le dieron tiene su origen en la forma que tiene, como una pesa de gimnasio. Algunos la veían más bien como un reloj de arena. En definitiva, todo eso muestra que la estrella al aumentar su tamaño y pasar a gigante roja, libera mucho material al exterior. La mayor parte de ese material se expulsa en la dirección de los polos magnéticos que impulsan a las partículas cargadas del interior de la estrella a grandes velocidades. En la gran mayoría de este tipo de nebulosas se observan estos efectos, lo que significa que el proceso que han seguido las estrellas que las forman es similar.
En general, las nebulosas planetarias no son muy comunes en la galaxia, y eso se debe a que el tiempo de vida de las estrellas que las forman (como el Sol, por ejemplo) está entorno a los diez mil millones de años, mientras que las nebulosas planetarias no duran más de cien mil años. Eso significa que la mayor parte del tiempo, la estrella no está en forma de nebulosa.
Al igual que la Nebulosa Búho, esta presenta una coloración muy azulada producida por la emisión de luz del Oxígeno. Cada elemento tiene una serie de emisiones de luz propias y exclusivas. Cuando observamos, por ejemplo, un fluorescente, a simple vista nos parece que tiene una luz blanca, pero si separamos la luz por colores a través de un prisma, observamos que no tiene todos los colores, sino que solo aparecen unos pocos propios del Mercurio (los fluorescentes están recubiertos de ese material).
A nuestros ojos puede parecerles luz blanca porque lo que observamos es la suma de todos ellos. Esos colores no tienen por qué ser igual de intensos, de hecho ocurre que algunos predominan, es por eso que las nebulosas tienen colores muy intensos. La composición de todas ellas se puede medir de esa forma, aquí en la Tierra, conocemos las emisiones de los elementos, y si observamos el conjunto de colores que llega de una nebulosa, podemos extraer directamente su composición.
Y esto es todo por ahora. La semana que viene este blog cumple medio año y haré un pequeño recorrido por lo que hemos aprendido y las fotografías que más os han gustado. Os espero para celebrarlo juntos. Un saludo y buenos cielos.
Que maravilla, aunque yo siempre creí que las nebulosas eran como grandes criaderos de estrellas, las cuales eran expulsadas al exterior. Por el contrario si se forman cuando el Sol se convierte en estrella roja, abrasa a los planetas que tiene alrededor?. Siempre es bueno aprender. Gracias por tus artículos.
ResponderEliminarEn efecto, todas las nebulosas se forman al morir las estrellas. Este tipo de nebulosas en concreto son las que se forman por estrellas como el Sol. Y, es cierto, el Sol cuando se convierta en gigante roja podría llegar a tragarse hasta la Tierra, aunque para eso faltan varios miles de millones de años.
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