Bienvenidos a este blog, El cielo de Rasal. Con esta entrada inauguro el segundo semestre de blog. Tenía la idea de comenzar con algo diferente a lo fotografiado anteriormente. No se trata ni de nebulosas ni de planetas ni de constelaciones, sino de la galaxia más grande observable en el cielo: La nuestra.
Se trata de la Vía Láctea, esa línea blanquecina que cruza el cielo de lado a lado todas las noches del año. He tratado de mostrarla en la siguiente fotografía:
Como pueden observar, uno de los cambios de esta fotografía respecto a las tomadas meses antes es que no se ha tomado en Rasal. Hay en el mundo muchos lugares con cielos increíblemente despejados y limpios de contaminación tanto lumínica como ambiental, y el valle de Pineta, en el límite del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, hay uno de los cielos que más me han impresionado y, como no podía ser de otra forma, decidí montar la cámara y comenzar a fotografiar este objeto celeste: El más amplio de todo el firmamento.
La vía láctea recibe el nombre por su forma y color en el cielo. Observada por los humanos en toda la historia ha sido fruto de numerosas mitologías. La griega cuenta que Hera, esposa de Zeus, amamantó a Hércules y este le mordió, con lo que la leche salió despedida por todo el universo formando la vía láctea. La mitología maya la consideraba el árbol del mundo y otras mitologías cuentan que la galaxia era la columna vertebral de un animal que sujetaba el universo.
Recuerdo con cariño que mi abuelo solía llamar a la Vía Láctea el caminito de la uva, un nombre muy curioso y particular. Como ya saben, las estrellas se van moviendo por el firmamento con el paso de los meses debido a la posición de la Tierra respecto del Sol, pues bien, la explicación del nombre dado a nuestra galaxia era que cuando, nada más irse el Sol, la vía láctea apuntase a una colina de su pueblo, ese era el momento de recoger la uva. Esto nos muestra que siempre se ha utilizado el firmamento como el mejor calendario.
En realidad, las galaxias, estas están formadas por grandes acumulaciones de estrellas y nebulosas, y eso es lo que forma esa mancha blanquecina: Esas cien mil millones de estrellas. Estrellas que son desde el tamaño de Júpiter hasta miles de veces el del Sol. La forma que le vemos puede parecer ovalada por el simple hecho de que a simple vista nos parece que las estrellas están pegadas en un planisferio allí arriba. Por el contrario formamos parte de un universo muy ancho que vemos modificado por nuestra visión. La galaxia es un disco aunque pueda parecer que tiene una forma muy diferente.
Como ya hemos visto en numerosas entradas anteriores, las galaxias pueden tener varias formas, desde espirales hasta elípticas. Nuestra galaxia en concreto es elíptica con forma de disco. Tanto es así que su anchura no supera los mil años luz, mientras que su diámetro es nada menos que cincuenta mil años luz. Tiene una compleja estructura con brazos y espolones (que forman el disco) y una gran cantidad de estrellas en el bulbo (el núcleo) y el halo (alrededor del disco).
Nuestro Sol orbita entorno al centro galáctico entorno a la mitad de su radio máximo, con lo cual nos movemos a una velocidad de casi 300 kilómetros por segundo. Tardamos más de 200 millones de años en rodearla, eso significa que (conociendo que la edad del Sol es más de cuatro mil millones de años) este planeta ha dado ya unas cuantas vueltas por la inmensidad del cosmos entorno a muchas otras estrellas.
Otra cosa curiosa de nuestro movimiento entorno a la vía láctea es que el plano del disco no es paralelo al plano de orbita de la tierra respecto del Sol, lo que significa que giramos en espiral entorno al núcleo galáctico siendo la propia galaxia una espiral. Las formas que describen los astros en el cielo son a menudo muy asombrosas.
Si observan la fotografía de la vía láctea observarán uno de los brazos de la galaxia. Siempre que se observa un brazo aparece una zona clara, producida por la gran cantidad de estrellas, y en el interior, una zona oscura. Esta región está formada por nebulosas oscuras que contienen mucho polvo. Este polvo no deja pasar la luz de las estrellas y por ello se observa esa oscuridad. Todo esto es apreciable a simple vista. Las regiones que más contienen esas nebulosas son aquellas en las que las estrellas son más viejas, porque el polvo es producido por ellas tras su muerte.
En ese caso, lo que se observa claramente es que cerca del centro galáctico es la zona que más brilla porque hay más estrellas, pero también la más nublada por las nebulosas. El centro de la galaxia se encuentra en la constelación de Sagitario, cerca de la punta de su flecha.
Y bueno, esto es todo lo que les quiero comentar por ahora de la galaxia. Hay muchísimo más de lo que hablar, pero me reservo para la muestra de más fotografías. Si están interesados en la forma y desarrollo de las galaxias puede visitar estas entradas anteriores:
M 81 - Galaxia de Bode
Triplete de Leo
M 81 - Galaxia de Bode
Triplete de Leo
Nos vemos el Lunes que viene con más fotografías y astronomía. Recuerden que pueden suscribirse al blog y seguirme en el Facebook de “El cielo de Rasal”. Un saludo.
Genial! para ser solo una toma de 15 seg esta muy bien! tiene algun tipo de procesado con software o salio "tal cual"???
ResponderEliminarMuchas gracias. Si, a la foto le metí la máxima sensibilidad y luego le aumenté los niveles de color, así se aprecian mejor los detalles.
Eliminarbella imagen : )
ResponderEliminarEn algunos artículos he leído que el centro de nuestra galaxia es un agujero negro. Me puedes decir algo al respecto?. Me gusta mucho tu articulo, la fotografía es muy bonita y la explicación también. Gracias por compartir tus conocimientos.
ResponderEliminarMuchas gracias. Si, es cierto, todo parece indicar que en el centro de la galaxia hay un agujero negro supermasivo. Es un tema muy interesante que trataré en otra ocasión, cuando coloque otra fotografía de la vía láctea. Un saludo.
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