Esta fotografía es una toma única de 1/2000 segundos de exposición y 6400 ISO.
La fotografía fue tomada el día Miércoles 19 de Agosto a las 19:50 TU en Rasal (Huesca – España).
El equipo utilizado es un telescopio reflector Newton 200/1000 en una montura ecuatorial EQ-5 motorizada y con GOTO y una cámara Canon EOS 1200D.
Esta fotografía se extrajo de un video que realicé de toda la puesta de la Luna y que aquí les presento:
Los detalles del video se encuentran al final del mismo.
Es algo mágico apreciar estos momentos únicos. Además, a mi parecer, la Luna tiene mucho más atractivo cuanto menor es su fase, porque se le aprecian mejor los detalles de los cráteres y el contraste es mucho mejor. Por el contrario, en Luna llena ocurre que al estar completamente iluminada, los cráteres no tienen sombras y es más complicado apreciarlos con detalle.
Otro detalle apreciable al ver surgir o ponerse la Luna (al igual que le ocurre al Sol, y en definitiva a todos los astros) es que se ve mucho más rojiza que lo que realmente es. Esto se debe a un efecto de dispersión de la luz en la atmósfera que también produce el color azul del cielo. Paso a explicar este efecto.
Resonancia y colores del cielo
Como he explicado en otras entradas de este blog, la luz es una onda electromagnética (es decir, que es una propagación de electricidad y magnetismo a la vez). Los colores de la luz son distintas frecuencias de esa onda. Las posibilidades de frecuencias nos dan espectros tan diferentes como las ondas de radio o los ultravioletas (frecuencias superiores al espectro visible), y uno de esos espectros es el que nuestros ojos son capaces de detectar.
Para explicar más detalladamente el proceso de dispersión de la luz, debo introducir un concepto básico: la resonancia. Todos los objetos tienen una frecuencia de vibración para la cual su amplitud aumenta drásticamente, esto es algo muy conocido. Al columpiarnos en un columpio de niños, sabemos que para llegar más alto la frecuencia a la que tenemos que impulsarnos debe de ser una determinada. Si queremos zarandear un árbol debemos hacerlo a una frecuencia que sabemos que es la correcta para que se mueva más sin tener que hacer mucho esfuerzo. Instintivamente sabemos que si disminuimos o aumentamos la frecuencia, el columpio o el árbol dejará de moverse tanto y deberemos hacer más fuerza para que se mueva igual.
Esto, como digo, ocurre en todos los cuerpos y para cada uno existe una frecuencia de resonancia. Algunos objetos pueden llegar a romperse con este proceso, como es el caso de los vasos de cristal con sonidos agudos (el sonido es una onda en el aire) o un puente que al entrar en resonancia debido al viento.
Pues bien, las partículas del aire también tienen esta resonancia, la diferencia con los objetos mencionados anteriormente es que su frecuencia de resonancia es mucho mayor. Para ellas, la fuerza que las impulsa es el campo eléctrico de la luz (al igual que nuestros brazos en el columpio). De esta forma, las partículas del aire en presencia de una luz blanca como la del Sol o la de la Luna, se excitan y comienzan a vibrar.
Pero esta vibración no dura eternamente, pues la fuerza de impulso que da la luz a la partícula, se termina al impulsarla. Es por eso que pasado un tiempo la partícula se relaja reemitiendo la misma luz en cualquier dirección. Este fenómeno es muy sencillo y produce la mayor cantidad de efectos de colores en el cielo.
La frecuencia de resonancia de estas partículas se encuentra en el ultravioleta próximo, muy cercano al azul del cielo. Así pues, la luz blanca del cielo que contiene al azul, excita a las partículas que entran en resonancia y estas reemiten otra vez la luz azul al dejar de resonar. Como las partículas lo reemiten en todas direcciones, el cielo se ve azul.
Ahora viene la parte importante del color de la luna roja al ponerse. La luz que no ha proporcionado resonancia a las partículas, ha pasado directamente por la atmósfera sin desviarse, si a la luz blanca le restas el azul ¿Qué obtienes? El rojo. Cuanto mayor es la proporción de atmósfera que atraviesa la luz, mayor es el filtrado, es por eso que en el horizonte, donde la atmósfera es mayor, los astros se observan más rojos.
Es por eso que no tiene por qué verse completamente roja para percibirse este efecto, que ya se observa en la Luna de la fotografía como amarilla o naranja. Esta es una bonita manera de ver el cielo desde un punto de vista diferente y que me apetecía mostrarles esta semana, les espero aquí la semana que viene, un saludo y buenos cielos.
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Precioso David!!!!
ResponderEliminarGracias por facilitar el que podamos disfrutar de algo tan maravilloso y que tantos mensajes nos da.
Un abrazo muy muy grande
Magnifica foto David. Tal parece que le estén dando un mordisco a la Luna.
ResponderEliminarAbrazos querida familia.
Muchas gracias a todos.
ResponderEliminarbellisimo!
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