Propiedades de las galaxias
Los nombres de las galaxias en los catálogos Messier y NGC son: M 66 / NGC 3627 (abajo), M 65 / NGC 3623 (arriba izquierda) y NGC 3628 (arriba derecha). Cada una de estas galaxias tiene algo especial entre las demás, por eso este cúmulo es tan curioso, además da la sensación de que las tres galaxias forman una cara (dos ojos y una boca).
Todas ellas se encuentran a unos 35 millones de años luz de nosotros, y tienen un tamaño parecido al de nuestra galaxia, con unos 100.000 años luz de diámetro y formación estelar parecida (en lo que se refiere a la edad de la galaxia). Todas ellas son de tipo espiral como la nuestra, en ellas se puede apreciar el núcleo abultado y brillante en el centro, y los brazos cubiertos de nebulosas oscuras (sobre todo en la NGC 3628).
La galaxia M 66 (arriba) es la menor de las tres y presenta una clara deformación, debida muy probablemente a la interacción gravitatoria con las otras dos galaxias. La distancia entre ellas está entorno al medio millón de años luz, una distancia cercana a su propio tamaño, es por eso que la interacción entre ellas es muy grande. Esta galaxia tiene la formación estelar más grande, suponiéndose así que es la más joven de las tres.
Es posible advertir además, la coloración más azulada cerca de su núcleo, lo que nos indica que tiene muchas estrellas masivas que producirán en un futuro, muchas más estrellas. Además de ello, se han visto cuatro supernovas (explosiones de las estrellas masivas) en ella en los últimos años, lo que reafirma la hipótesis de su corta edad. Además se ha medido, que las galaxias como la nuestra aumentan su tamaño al pasar el tiempo, es decir, se expanden. Por eso en este tipo de galaxias, el tamaño indica en cierto modo su edad.
La galaxia M 65 (abajo izquierda) es la más parecida a la nuestra de las tres. Tiene una activa formación estelar en sus brazos y estrellas muy viejas en su núcleo. Recientemente se ha descubierto que las galaxias dejan de crear estrellas desde su núcleo hacia los brazos, esto se observa claramente en esta galaxia cuyo centro es mucho más rojizo que las otras (a la NGC 3628 –abajo derecha- no se le observa el núcleo por su nebulosidad). Así pues, esta galaxia al ser de mayor tamaño que la M 66 no tiene tanta inestabilidad por las otras dos, debido en parte quizá, a su mayor edad.
Por último, la NGC 3628 (abajo derecha) no nos muestra su forma de espiral porque está de lado. Aun así es apreciable que esta es la más antigua de las tres. Primero, es la más grande, como ya se ha comentado antes eso indica su larga edad, y segundo, es la que tiene más nebulosidad, formada por la gran cantidad de estrellas que han explotado en su seno. Esta galaxia es muy curiosa por su forma difusa y la gran cantidad de nebulosas bien definidas en ella.
La densidad de las nebulosas es tan alta que no nos permite observar su núcleo brillante. Su estructura parece ser espiral por la forma tan achatada que tiene y por la cercanía a las otras galaxias que también lo son.
Materia oscura
En definitiva, cada una de estas galaxias son únicas y, al igual que los cúmulos globulares, nos muestran en gran medida como funciona la estructura del universo, pudiendo en ellas estudiar efectos que solo se observan cuando la masa es muy alta: la materia oscura. Algo completamente extraño a nuestro entendimiento, pues al contrario que la materia ordinaria, esta materia no interactúa con la luz, pero sin ella no se explica el movimiento de las galaxias y cúmulos de galaxias.
Numerosos experimentos actuales se basan en encontrar
esta materia oscura para entender el universo, principalmente porque se ha
determinado que la cantidad de esta materia en el universo es mucho mayor que
la materia que conocemos y palpamos nosotros, y segundo porque desvelaría el
comportamiento de muchos fenómenos abriéndonos un campo de estudio mucho mayor
y del que casi no sabemos nada.
Los experimentos para detectar esta materia se basan en
un detector de gas en el que las partículas formadas por esta materia transmitan
parte de su energía, el problema es que se ha calculado que la probabilidad de
interacción de una de esas partículas con el gas es de una cuenta por año y
tonelada del gas.
Eso es prácticamente nada, es por eso que se hacen bajo
tierra, para evitar la radiación cósmica (neutrones, protones, muones, etcétera…)
que pueda interferir en los detectores, o la activación de los materiales del
detector que con la llegada de estas partículas pueden volverse radiactivos… Es
un trabajo arduo y difícil, pero desde luego muy satisfactorio, pues si en los
siguientes años se encuentran indicios de detección de materia oscura se afinará
un poco más sobre como es.
Y esto es todo por hoy. Como siempre, si quieren ver más
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Un saludo y buenos cielos.
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