Hola a todos.
Bienvenidos una semana más al blog. Desde hace dos meses, está habiendo una conjunción planetaria al amanecer. Los planetas Júpiter, Venus y Marte, se encuentran muy próximos en el cielo. En el mes de Octubre, la luna se acercó mucho a estos planetas y fue un evento muy observado y fotografiado. Pero los planetas no se han alejado mucho en este último mes y la luna, en su recorrido por el cielo, ha vuelto a pasar cerca de ellos.
No pude fotografiar el evento en el mes de Octubre, pero este mes he podido asomarme al cielo de Rasal y observar la conjunción e incluso fotografiarla, aquí les muestro las dos fotografías que he tomado:
Este tipo de fenómenos son muy interesantes porque no es muy habitual ver a los planetas tan cercanos en el cielo entre ellos, y porque nos permiten apreciar cómo es el sistema solar. Puesto que la explicación de las características de cada planeta puede ser demasiado extensa para una entrada de blog, les explicaré cómo se mueven por el cielo y qué ocurriría si, de repente, desapareciese uno de estos planetas (una suposición que nos hará entender un poco más el sistema solar).
El movimiento de los planetas
Los planetas se conocen desde la antigüedad, desde que el ser humano comenzó a mirar el cielo y preguntarse qué es lo que hay en él. Estos humanos de antaño, observaban el movimiento de las estrellas en el cielo y veían que con el paso de los años todas seguían en el mismo sitio. Todas, excepto los planetas, que a simple vista parecen estrellas pero tienen un movimiento diferente en el cielo.
Debido a esta diferencia con el fondo de estrellas, se les comenzó a llamar errantes, pues cada uno tenía su propio movimiento independiente del resto. Lo que se observa al mirarlos es que Venus y Mercurio se alejan y se acercan al Sol constantemente, ahora ya sabemos que eso se debe a que son planetas interiores.
Los planetas Marte, Júpiter y Saturno, tienen un movimiento diferente, recorren todo el cielo pero más lentamente. De hecho, una de las cosas que más llama la atención de su movimiento, es que de vez en cuando retroceden, de esta forma, avanzan por el cielo retrocediendo de vez en cuando.
El modelo cosmológico anterior a Galileo, exponía que el centro del universo era la Tierra y el resto de planetas orbitaba entorno a ella, pero esta descripción no explicaba por qué los planetas de vez en cuando y a periodos regulares para cada uno, retrocedían en su avance. Galileo expuso el modelo del sistema solar que todos conocemos, con el Sol en el centro.
De este punto de vista, los planetas exteriores avanzan por el fondo de estrellas cuando la Tierra se acerca a ellos y retroceden cuando se aleja. Esto es lógico de entender si vemos que cada planeta está orbitando entorno al Sol. Este movimiento hace que, cada cierto tiempo, se produzcan este tipo de conjunciones planetarias que, al igual que a los humanos de antaño, nos sigue llamando la atención y pareciéndonos atractivo.
Desaparición de planetas
El sistema solar se mantiene estable debido a la acción de todos los astros que lo forman, si alguno de ellos desapareciese, el sistema al completo cambiaría su configuración actual. Estos sucesos no son posibles, pero son divertidos de imaginar y ayudan a comprender nuestro sistema solar y el mecanismo de un sistema en órbita.
Empecemos por el primer planeta, Mercurio. Este planeta se encuentra muy cerca del Sol, tanto es así que la fuerza gravitatoria de atracción que ejerce sobre el resto de planetas se ve despreciable frente a la del Sol. Debido a ello, si dejase de existir, las órbitas de Venus y ligeramente la de la Tierra, se deformarían, y probablemente nos acercásemos ligeramente al planeta Venus, pero sin llegar a colisionar con él. El resto de astros del sistema solar no se verían afectados por la pérdida del hermano más pequeño.
A partir del planeta Venus, la cosa comienza a ponerse interesante, Venus estabiliza ligeramente la órbita de Mercurio y la de la Tierra. Con su desaparición, Mercurio se acercaría mucho más al Sol, tanto es así que se fundiría parte de su corteza, cambiando de esta forma toda su forma. La Tierra se alejaría ligeramente del Sol, lo que produciría un cambio brutal en la vida de la Tierra, la temperatura descendería y eso conllevaría graves desastres en el mundo que conocemos. El resto de planetas no se verían muy afectados por la pérdida de Venus.
Con la desaparición de la Tierra, el planeta rocoso más pesado, Venus se acercaría a la órbita de Mercurio, y en sus momentos de conjunción podrían incluso colisionar, formando otro planeta diferente cercano a la órbita actual de Mercurio. Marte, por su parte, se acercaría ligeramente a los grandes planetas del sistema solar, pudiendo llegar a penetrar en la órbita del cinturón de asteroides y provocar una gran caída de rocas al planeta.
Si fuese Marte el que desaparece, de nuevo la Tierra se acercaría hacia Venus, pero en este caso sería más complicado que colisionasen, ya que Marte es más pequeño que la Tierra y se encuentra más lejos que Venus. También podría ocurrir que la Tierra, en su acercamiento a Venus, fuese “catapultada” gravitatoriamente por el planeta, lo que produciría un cambio en la órbita. No habría muchos más efectos que los descritos.
Aquí viene un gran problema, si Júpiter desaparece, desaparece con él la fuerza que nos aleja a los planetas rocosos del Sol, con lo que comenzaríamos lentamente a caer hacia nuestra estrella. En el proceso, los cuatro planetas irían colisionando sucesivamente hasta caer al Sol, o en el mejor de los casos, quedarse orbitando en una órbita muy cercana al mismo.
Al desaparecer Saturno, Júpiter podría caer sobre los planetas rocosos y, de nuevo, arrastrarlos al Sol, o atraerlos hacia él. No quedaría nada del sistema solar que conocemos actualmente, pues podrían existir órbitas estables en las que quedasen algunos planetas nuevos fruto de la colisión entre los rocosos. Además, Urano y Neptuno podrían acercarse tanto que alguno empujase al otro hacia órbitas superiores.
Si desaparece Urano, Júpiter y Saturno se acercarían ligeramente desestabilizando a los planetas rocosos y descendiendo sus órbitas, lo que produciría un aumento considerable de la temperatura en la Tierra. Neptuno se alejaría de su órbita encontrándose con los objetos cercanos a la órbita de Neptuno, que podrían caer sobre él.
En el caso de que Neptuno dejase de existir, estos astros cercanos a él podrían caer sobre el resto de planetas provocando una lluvia de planetoides, asteroides y cometas.
Por último, y ya para acabar este viaje imaginativo por el sistema solar, supongamos que desaparece el propio Sol. Esta estrella es el 99,75% de la masa de todo el sistema solar, y en la gravedad, masa significa fuerza de atracción, debido a ello, la órbita de los planetas prácticamente desaparecería, con lo que los planetas irían errantes (ahora sí) colisionando entre ellos y formado otros más masivos.
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Un saludo y buenos cielos.
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